Revolución bajo el agua
Esta pequeña botella amarilla se llama Scorkl (un híbrido entre scuba y snorkel) y viene del otro lado del globo, Melbourne, dispuesta a competir con las branquias Triton y la máscara Ninja. Se trata de un dispositivo ligero y compacto -pesa alrededor de un kilo- que, según aseguran sus inventores, le permitirá desaparecer bajo el agua durante diez minutos -el tiempo equivalente a 60 respiraciones relajadas-, sin necesidad de subir a la superficie a coger aire.
Scorkl es amarillo fluorescente para que resalte debajo del agua.
Su sistema es sencillo: el cuerpo cilíndrico almacena el aire, que se va extrayendo después a demanda por la boquilla, para respirar. Scorkl presenta un medidor de presión que señala en todo momento cuánto aire queda en el depósito; cuando esté vacío -he aquí la principal diferencia con otros artilugios similares-, se puede rellenar a través de una bomba de mano especial.
Es el primer dispositivo que puede rellenarse manualmente mediante una bomba.
Todo lo que necesita hacer es bombear aire a presión, hasta que esté a tope de nuevo. La bomba, portátil e incluida en la compra, administra hasta 3.000 psi (200 bares), y sirve además para filtrar las impurezas que pueda contener el aire. Scorkl también trae un adaptador, por si se prefiere trasvasar el aire, en 30 segundos, desde una botella de buceo normal.
Las medidas de Scorkl son 340 mm de alto, 60 mm de base y 120 de ancho, incluyendo la boquilla. Pesa menos de 1 kg y puede transportarse en los aviones.
El creador de Scorkl, David Hallamore, un entusiasta de los deportes acuáticos, explica que su objetivo es ofrecer "una forma de inmersión popular y sencilla, que permita a cualquiera disfrutar debajo del agua", incluso a 10 metros de profundidad, pero "a un coste mucho menor que el que suponen los equipos de buceo tradicionales".
Scorkl utiliza una boquilla como un tubo de snorkel normal.
Precisamente, esto último ha suscitado no pocas críticas entre los aficionados: Scorkl no es un juguete y podría poner en un aprieto a todo usuario carente del adecuado entrenamiento, e incluso provocarle daños serios -como lesiones en los oídos e incluso en los pulmones- por acción de la presión en el ascenso y la descompresión.
Scorkl incopora un medidor de presión que nos informa de cuánto aire le queda.
Desde Scorkl se puntualiza que los usuarios que nunca hayan recibido clases de buceo no deberían utilizar el dispositivo por debajo de los 3 metros de profundidad -mantenerse por encima reduce el riesgo de daño pulmonar- ni más de cinco veces al día. A cada comprador se le proporciona un manual que le informa de los riesgos y las precauciones a tomar (por ejemplo, no mantener la respiración o exhalar durante el ascenso, no descender demasiado rápido, etc.).
Viene con una bomba de mano, un regulador que permite rellenar el aire desde una botella de buceo.
Las primeras unidades de Scorkl verán la luz en octubre de este año: ya es posible reservarlas a través de Kickstarter, la plataforma de micromecenazgo a través de la que se ha presentado y financiado el proyecto. El precio del pack con el Scorkl, el adaptador para su rellenado con botella y la bomba de mano es de 355 euros. Por 538 euros, se suma una maleta rígida para su transporte.
Además el kit está acompañado también por un adaptador que permite rellenar el aire desde una botella de buceo.
Puede adquirirse un maletín rígido para transportar el kit.
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